Saludos de año nuevo a todos...
Sé que había una ausencia no explicada. Un anonimato publico intencional..quizás motivado a tanto hastío de lo rutinario..de escuchar siempre lo mismo por parte de quienes dirigen la política y la escena de lo publico en la hora actual... noto poca imaginación..una ausencia creativa que envilece y promueve la torpeza de conducta de aquellos intrépidos habladores públicos que se asumen como dirigentes sociopoliticos. No niego que me ha atrapado una especie de anomia colectiva que me abruma, que me ha quitado el empeño, el entusiasmo por esta lucha de ver a mi Venezuela querida convertida en un nación emprendedora, feliz, organizada y encontrada en un proyecto que nos convoque desde nuestros pareceres, desde nuestras diferencias. Me duele tanto desencuentro, tanta miseria humana, tanta retorica..por ello al llegar este articulo a mis manos, lo consideré pertinente y necesario traerlo como un obsequio de estos primeros dias de este año como testimonio de que los ciudadanos del mundo nos sentimos unidos al cambio de la convertido en un nación emprendedora, feliz, organizada y encontrada en un proyecto de país que nos convoque desde nuestros pareceres, desde nuestras diferencias. Me duele tanto desencuentro, tanta miseria humana, tanta retorica y no al cambio de política ante los ciudadanos en cada rincón de este planeta...hoy nada nos es extraño... disfrútenlo.. nos seguimos reuniendo por este sitio..abrazos!
La Historia…, la cómoda
mentira.
“Apenas
un muchacho, me encontraba incómodo con los textos de historia que nos proponía
el sistema educativo. Me apasionaba el recuento de los hechos que, según la
retórica nacionalista, constituían el advenimiento de la nacionalidad
independiente y patriótica de nuestro país. Sin embargo, algo dudoso siempre se
interponía entre mi entendimiento y la probabilidad del hecho histórico. Hasta
que asumí una actitud crítica frente a los textos de los historiadores: La Duda
como sistema del análisis crítico. Comencé entonces con imaginar y considerar
las posibles causas de las eventuales mentiras, de las tergiversaciones o las
conveniencias de las omisiones inexplicables. De tal manera se asomaba una
sospecha cuando el cronista, por una u otra razón, terminaba interpretando y
valorando a su criterio, causas y efectos del complejo acontecer humano. Él
mismo parecía dedicado a crear una como especie de “Logos” sobre los
acontecimientos de las naciones y de sus protagonistas, sobre las sociedades y
sus personajes, sobre los motivos, hechos y consecuencias, a la manera de un
juez supremo e inapelable, iluminado por una teoría personalisima impersonalizar sobre los significados y paradigmas de la historia. En fin,
todo me resultaba una historia acomodaticia, interpretada y redactada con la
finalidad de complacer a alguien o destinada a un uso específico.
Y la finalidad última de todo ese argumentar,
siempre me pareció no ser otra cosa que una vil seducción política. Me apasiona
la Historia, pero no como me la cuentan. Los historiadores me sugieren el
ejercicio de una profesión cortesana, siempre presta a cantar elegías al
vencedor y a sus razones, a las victorias prescindiendo de las motivaciones
humanas y racionales, a las guerras infames maquilladas con el oro de actos
heroicos, etc. etc..
Sólo, para mí, gestas miserables en el historial clínico de ese organismo holístico que definimos “humanidad. No historia, sino cartela clínica. No historia, sólo lamentables acontecimientos del devenir social determinado por nuestra naturaleza agresiva y violenta. Algo para lamentar, analizar y estudiar. Nada de que gloriarnos. Y, ya que viene al caso, quiero recordar una sentencia de un cierto señor George Pataki “Cuando el Estado asume la responsabilidad por la gente, la gente ya no asume responsabilidades por sí misma.”
Aun cuando no comparta las posicione políticas que éste asumió cuando Alcalde de Nueva York, en esta afirmación estoy muy de acuerdo con él. Con estas pocas palabras, describió eficientemente una de las mayores lacras sociales de toda civilización. También así le sucedió a los Asiros, a los Egipcios, a los Griegos y a los Romanos, durante el imperio. Esta actitud, como respuesta conductual del hombre asociado, se debe principalmente a las estrategias políticas manipuladoras de los hombres del poder. Siempre ha sucedido así. Y, en la actualidad, constituye el peor de los problemas sociales característicos de nuestro tiempo en casi todos los países desarrollados y en algunos en vía de desarrollo. Del tercer mundo no quiero referir nada. Todavía le falta mucho madurar a este segmento de la humanidad, para asumir su propia historia. Sólo cumple con el destino de otros”…
Sólo, para mí, gestas miserables en el historial clínico de ese organismo holístico que definimos “humanidad. No historia, sino cartela clínica. No historia, sólo lamentables acontecimientos del devenir social determinado por nuestra naturaleza agresiva y violenta. Algo para lamentar, analizar y estudiar. Nada de que gloriarnos. Y, ya que viene al caso, quiero recordar una sentencia de un cierto señor George Pataki “Cuando el Estado asume la responsabilidad por la gente, la gente ya no asume responsabilidades por sí misma.”
Aun cuando no comparta las posicione políticas que éste asumió cuando Alcalde de Nueva York, en esta afirmación estoy muy de acuerdo con él. Con estas pocas palabras, describió eficientemente una de las mayores lacras sociales de toda civilización. También así le sucedió a los Asiros, a los Egipcios, a los Griegos y a los Romanos, durante el imperio. Esta actitud, como respuesta conductual del hombre asociado, se debe principalmente a las estrategias políticas manipuladoras de los hombres del poder. Siempre ha sucedido así. Y, en la actualidad, constituye el peor de los problemas sociales característicos de nuestro tiempo en casi todos los países desarrollados y en algunos en vía de desarrollo. Del tercer mundo no quiero referir nada. Todavía le falta mucho madurar a este segmento de la humanidad, para asumir su propia historia. Sólo cumple con el destino de otros”…
Léanlo
en “La Sociedad Cibernética y su complejidad”
Alessandro Quarra Casara
Alessandro Quarra Casara
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