El Alma enferma del "Chavismo"


 Oscar Moncada Duarte
El alma enferma del chavismo
Martes 07 de Agosto de 2012
“Las más de las veces, la filosofía puede resultar ininteligible, pero aclara y es iluminadora para quienes son capaces de profundizar y buscar las razones que fundamentan la vida del hombre común. En ella hay mucha racionalidad práctica de sabiduría que, si fuera seguida por la mayoría de los ciudadanos, introduciría mejoras sustanciales en las naciones”...  (Alberto Rodríguez Barrera).
Alberto Rodríguez Barrera, nos sumerge en una  reflexión pertinente sobre la filosofía y su señalamiento en relación de la ética En contra del egoísmo, por ejemplo y a propósito del chavismo, filósofos ha habido que señalan el egoísmo y su ausencia de límites, como el origen de todas las acciones inmorales, de todos los vicios, exigiendo una ética libre de motivos egoístas y reconociendo valor moral a la acción altruista que se realiza por el bienestar del prójimo. Esta contraposición entre altruismo y egoísmo nos promueve la reflexión de hoy en coherencia con el nombre de este artículo, el cual no es nuestro sino del Profesor Rodríguez.
Cómo adentrarnos, entonces, a la profundidad de un análisis conceptual de lo que a diario vivimos los venezolanos desde que se instalara en el ejercicio de gobierno el actual proceso político venezolano, llamado revolución bolivariana. En el chavismo, cualquier intención de transformación para el bien, para el logro positivo,  está hoy en ruinas. Solo existe un ejercicio de gobierno  envuelto en palabrería hueca, en mueca sórdida, en ironía calculada que expresa maldad, en desesperación materialista, porque se ha perdido la fe en el poder constructivo del espíritu. El chavismo contiene un pesimismo intrínseco que deja caer los brazos y desespera el sentido de la vida y del mundo; tiende al olvido y al no ser absoluto. Con la enfermedad de su “líder” se expresa esa soledad del impío, un vacío existencial mismo, mitificado sobre la figura de pies de barro del ídolo, entonces la idolatría juega y se abre paso ante la expectación de una anomia colectiva en que se ha constituido el partido PSUV, y con ello toda la actividad política en Venezuela. Hoy no es más que una expresión lánguida, una triste mueca de un actor desconfigurado por su propia tragedia personal. Pero como la ruindad no se achica, más si el pesimismo los invade, toman mano de cualquier cosa, método u oportunidad, para sacar provecho de cualquier situación. Hoy vemos al chavismo arrojado a las amenazas, esa “guerra” ajena a la razón, donde lo que se exalta –aunque crean lo contrario- es el decrecimiento de la solidaridad con la gente y con los estados, transmitiendo incertidumbre y regodeándose plutocráticamente. No favorecen la voluntad de la verdad; no se dan cuenta de que existen una jerarquía de valores y un orden de valores que no se pueden hacer a un lado simplemente. Aunque sea cierto que la mayoría de los hombres viven con muy poco conocimiento, no se puede exagerar y presentar como axioma que el intelecto es completamente extraño a la voluntad (ni Schopenhauer pudo como esa tesis de lo imposible); tal es una doctrina para quienes fracasan en la vida. Estamos hoy ante esta encrucijada existencial de dejarnos vencer por esa epidémica enfermedad que corroe el alma de la gente, y donde la más ruin y miserable conducta de un chavismo mezquino y enfermo aprieta: en la necesidad indigente del desposeído, del que nada pierde y así nos jodamos [o jorobamos] todos, votamos por Chávez. Han sembrado un odio sin escrúpulos. Son la máxima expresión de un narcisismo cesarista de esos que creen “elegidos por la providencia”, que destruyen todo lo bueno, sembrando desazón, desesperanza y ruinas por doquier. Freud los definió muy bien en su obra la Ilusión Perdida: gentuza de baja moral que hablan de moralidad aunque su subconsciente está tomado por la envidia más ruin, que manipulan, coartan la libertad y temen al pensamiento. (La Ilusión perdida, edit. Grijalbo, 1975, pág. 136.). Personajes que hoy han conformado un clan mafioso, y que actúan en el anonimato de las masas, que llenan su palabrería hueca con simbolismos atávicos del romanticismo revolucionario de los siglos pasados, sumergidos en el más avaro interés de un materialismo indecente e inmoral, que han convertido el ejercicio de gobierno y esa cosa pública llamado Estado (subrayado nuestro por si existe en las actuales circunstancias) y a la sociedad democrática de ciudadanos libres, en algo inerte, sin presencia vital y respeto cívico – a menos que voten y se uniformen con gorra y franela – para desencadenar en un pobre reconocimiento de la palabra: pueblo. Como pesa esta realidad que hoy sufrimos como sociedad. Una enfermedad que nos invade. Que nos abate. Que aborta cualquier sueño de nuestros jóvenes. Que roba la iniciativa emprendedora de mujeres y hombres de nuestra patria. Como enfrentar esta nueva clase política populista, que arropada en la mísera conducta de reivindicadores sociales de los pobres, los sumerge aún más en su fatalidad de no dejar de serlo nunca, porque son actores útiles, en esta comedia llamada “proceso bolivariano”, vaciada de contenido y llena de simbolismo patriotero. Como enfrentar a este “chavismo” sin escrúpulos, que chantajea, que manipula y que acosa la conciencia y que sin vergüenza alguna dilapida la riqueza de todos, en actos fútiles de entreguismo delirante ante la adulación de oportunistas y serviles. Que hacer para enfrentar a este “chavismo”, cuya alma perdida y enferma, se hace insensible e indiferente [incapaz de sentir dolor] ante el sufrimiento de miles de familias  que hoy lloran y recuerdan un familiar caído y cuyo nombre integra la lista de las más de 150.000 muertos, que ha dejado la inseguridad y la violencia. Como enfrentar a este “chavismo”, cuyas acciones de persecución, odio y resentimiento miserable, están dejando sin futuro a una nación con todas las posibilidades de progreso y justicia social. Como pesa en el espíritu de cada uno de nosotros, incluso en el alma de los más pobres que ellos juran amar pero que utilizan tal cual fariseos de la esperanza, esta alma enferma del chavismo. Amigos, hermanos, si queremos nación, tomémonos de las manos…y andemos el camino de la recuperación…por Dios vamos a votar…votar…votar y votar…es el arma de la civilidad.
Es momento de curar esta enfermedad del alma del cuerpo de nuestro país…
                                                                                                                                  OMD

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