El Alma enferma del "Chavismo"
El alma enferma del chavismo
Martes 07 de Agosto de 2012
“Las más de las veces, la filosofía
puede resultar ininteligible, pero aclara y es iluminadora para quienes son
capaces de profundizar y buscar las razones que fundamentan la vida del hombre
común. En ella hay mucha racionalidad práctica de sabiduría que, si fuera
seguida por la mayoría de los ciudadanos, introduciría mejoras sustanciales en
las naciones”... (Alberto Rodríguez Barrera).
Cómo adentrarnos, entonces, a la
profundidad de un análisis conceptual de lo que a diario vivimos los
venezolanos desde que se instalara en el ejercicio de gobierno el actual
proceso político venezolano, llamado revolución bolivariana. En el chavismo, cualquier intención de
transformación para el bien, para el logro positivo, está hoy en ruinas. Solo existe un ejercicio
de gobierno envuelto en palabrería
hueca, en mueca sórdida, en ironía calculada que expresa maldad, en
desesperación materialista, porque se ha perdido la fe en el poder constructivo
del espíritu. El chavismo contiene un pesimismo intrínseco que deja caer los brazos
y desespera el sentido de la vida y del mundo; tiende al olvido y al no ser
absoluto. Con la enfermedad de su “líder” se expresa esa soledad del impío, un
vacío existencial mismo, mitificado
sobre la figura de pies de barro del ídolo, entonces la idolatría juega y se
abre paso ante la expectación de una anomia colectiva en que se ha constituido
el partido PSUV, y con ello toda la actividad política en Venezuela. Hoy no es
más que una expresión lánguida, una triste mueca de un actor desconfigurado por
su propia tragedia personal. Pero como la ruindad no se achica, más si el
pesimismo los invade, toman mano de cualquier cosa, método u oportunidad, para
sacar provecho de cualquier situación. Hoy vemos al chavismo arrojado a las
amenazas, esa “guerra” ajena a la razón, donde lo que se exalta –aunque crean
lo contrario- es el decrecimiento de la solidaridad con la gente y con los
estados, transmitiendo incertidumbre y regodeándose plutocráticamente. No
favorecen la voluntad de la verdad; no se dan cuenta de que existen una
jerarquía de valores y un orden de valores que no se pueden hacer a un lado
simplemente. Aunque sea cierto que la mayoría de los hombres viven con muy poco
conocimiento, no se puede exagerar y presentar como axioma que el intelecto es
completamente extraño a la voluntad (ni Schopenhauer pudo como esa tesis de lo imposible);
tal es una doctrina para quienes fracasan en la vida. Estamos hoy ante esta
encrucijada existencial de dejarnos vencer por esa epidémica enfermedad que
corroe el alma de la gente, y donde la más ruin y miserable conducta de un
chavismo mezquino y enfermo aprieta: en la necesidad indigente del desposeído,
del que nada pierde y así nos jodamos [o jorobamos] todos, votamos por Chávez. Han
sembrado un odio sin escrúpulos. Son la máxima expresión de un narcisismo cesarista de esos que creen “elegidos
por la providencia”, que destruyen todo lo bueno, sembrando desazón,
desesperanza y ruinas por doquier. Freud los definió muy bien en su obra la
Ilusión Perdida: gentuza de baja moral
que hablan de moralidad aunque su subconsciente está tomado por la envidia más
ruin, que manipulan, coartan la libertad y temen al pensamiento. (La Ilusión
perdida, edit. Grijalbo, 1975, pág. 136.). Personajes que hoy han
conformado un clan mafioso, y que actúan en el anonimato de las masas, que llenan
su palabrería hueca con simbolismos atávicos del romanticismo revolucionario de
los siglos pasados, sumergidos en el más avaro interés de un materialismo indecente
e inmoral, que han convertido el ejercicio de gobierno y esa cosa
pública llamado Estado (subrayado nuestro por si existe en las actuales circunstancias) y a la
sociedad democrática de ciudadanos libres, en algo inerte, sin presencia vital
y respeto cívico – a menos que voten y se uniformen con gorra y franela – para
desencadenar en un pobre reconocimiento de la palabra: pueblo. Como pesa esta
realidad que hoy sufrimos como sociedad. Una enfermedad que nos invade. Que nos
abate. Que aborta cualquier sueño de nuestros jóvenes. Que roba la iniciativa
emprendedora de mujeres y hombres de nuestra patria. Como enfrentar esta nueva
clase política populista, que arropada en la mísera conducta de reivindicadores
sociales de los pobres, los sumerge aún más en su fatalidad de no dejar de
serlo nunca, porque son actores útiles, en esta comedia llamada “proceso
bolivariano”, vaciada de contenido y llena de simbolismo patriotero. Como
enfrentar a este “chavismo” sin escrúpulos, que chantajea, que manipula y que
acosa la conciencia y que sin vergüenza alguna dilapida la riqueza de todos, en
actos fútiles de entreguismo delirante ante la adulación de oportunistas y serviles.
Que hacer para enfrentar a este “chavismo”, cuya alma perdida y enferma, se
hace insensible e indiferente [incapaz de sentir dolor] ante el sufrimiento de
miles de familias que hoy lloran y
recuerdan un familiar caído y cuyo nombre integra la lista de las más de
150.000 muertos, que ha dejado la inseguridad y la violencia. Como enfrentar a
este “chavismo”, cuyas acciones de persecución, odio y resentimiento miserable,
están dejando sin futuro a una nación con todas las posibilidades de progreso y
justicia social. Como pesa en el espíritu de cada uno de nosotros, incluso en el
alma de los más pobres que ellos juran amar pero que utilizan tal cual fariseos
de la esperanza, esta alma enferma del chavismo. Amigos, hermanos, si queremos
nación, tomémonos de las manos…y andemos el camino de la recuperación…por Dios
vamos a votar…votar…votar y votar…es el arma de la civilidad.
Es momento de curar esta enfermedad
del alma del cuerpo de nuestro país…
OMD
Comentarios